Can de la Alquería de Barrinto. Finales del s. XV |
Se ha
publicado hoy en el blog “Ciutat en l’Horta i viceversa” en el que colaboro con
la Associació Per l’Horta un
artículo que he titulado “Les alqueries
de Félix i Barrinto un llegat sempre present per al record”.
Cuando
tratamos temas relacionados con las alquerías de l’Horta de Valencia en soportes
de comunicación como blogs o revistas, el trasfondo suele ser, desgraciadamente,
la queja, la reivindicación ante un atropello patrimonial o directamente la
denuncia. Personalmente comienzo a aburrirme y a estar hastiado de presentar
siempre los “cuchillos”. Tal vez sea hora de reivindicaren
positivo en todo momento. Denunciar esos atropellos patrimoniales, que todos tenemos en mente,
en foros donde se explique no a los políticos o a los técnicos (y menos aún a
los colegas) la barbaridad que se hace ante tal o cual derribo de una vetusta
casa de seiscientos o setecientos años, sino donde se haga partícipe a la
sociedad de los valores de esa vetusta casa y de los beneficios que nos puede
aportar su recuperación.
No
siempre, pero sí con mayor probabilidad, es la demanda colectiva y no la de una
persona (por muy especialista que uno sea) la que hace mover de la silla al
político o al técnico de turno.
Puertas tardogóticas de la Alquería de Félix |
Por esa
razón me ha apetecido retornar a la memoria unos trabajos con lo que más he
disfrutado en mi carrera profesional. Como cuento en el artículo corrían los
años 1998 y 1999, un año antes había tenido la ocasión de realizar un primer
estudio integral de dos alquerías del siglo XIV en el Pouet de Campanar. Una de
ellas fue demolida al día siguiente de acabar los trabajos de campo, ¡ni me
había dado tiempo de presentar el informe preliminar! Fue una experiencia
amarga, tanto que aún hoy rehúyo pasar por el Nou Campanar
Pero afortunadamente,
casi de inmediato, pude volver a aplicar los métodos de la Arqueología de la
Arquitectura en otras dos alquerías, la de Barrinto y la de Félix. Esta vez en
Marxalenes, en el parque que por entonces se estaba construyendo. No estuvieron
exentas de la posibilidad de haberse demolido, pero el empeño de ciertos profesionales y de técnicos del
Ayuntamiento de Valencia, como Amparo Medina Piles, sacó a adelante la
rehabilitación de las dos alquerías y de otros edificios con valor patrimonial incluidos
en el Parque.
El
revuelo social que provocaron las demoliciones del Pouet y las reivindicaciones
del grupo Salvem el Pouet ayudaron sin duda a apostar por estos edificios.
Sin
embargo, ellos por sí mismos demostraron lo imprescindible que era invertir en
la recuperación de unos bienes que conjugaban altísimos valores patrimoniales
de todo tipo: artísticos, baste recordar los magníficos canes policromados con
la cara de un barbudo de finales del siglo XV o principios del XVI de la Alquería
de Barrinto, que opinamos pertenecen al círculo de Vicent Masip; arquitectónicos,
con dos alquerías que mantenían en pie sus estructuras medievales y los
espacios originales de vivienda y producción; y por supuesto históricos, ambos
son testimonios de un pasado que por obvio parece que se olvida, el de una
ciudad cuyo sentido fue el de hallarse en el centro de un extenso territorio de
huerta, ¡donde siglo tras siglo la tierra llegaba a soportar dos cosechas al
año!
La emoción del decubrimiento. Bajo la gallinaza apareció in situ en la primera visita a la Alquería de Barrinto un pavimento de azulejos de Manises del siglo XV |
En
aquella ocasión pudimos estrujar al máximo el registro arqueológico y como
resultado se recuperaron dos edificios que fueron la punta de lanza para pelear
por otros.
Si os
apetece leer esta pequeña colaboración en mi blog de la Associació Per l’Horta
aquí os dejo la dirección de la página web http://perlhorta.info/blogs/ciutat-en-lhorta/les-alqueries-de-felix-i-barrinto-un-llegat-sempre-present-al-record