lunes, 31 de diciembre de 2012

Feliz 2013 a todos


A veces prospectando se encuentran cosas raras...


El 2013 ha de ser el año en que despertemos del shock y retomemos la andadura. Sólo con acciones personales o colectivas, pequeños gestos y, sobre todo, diseñando estrategias comunes con plataformas de trabajo tejidas con solidaridades, podremos salir de esta.
Desde el Gabinete de Arqueología y FORMARQ (Formación Arqueológica) os deseamos a todos un 2013 cargado de SALUD y TRABAJO

lunes, 17 de diciembre de 2012

Jornadas de Arqueología de la Comunidad Valenciana. 2012



Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de unas jornadas de arqueología como las que hemos vivido este fin de semana en Valencia. En primer lugar ofrecer una sincera felicitación a los organizadores de las jornadas. Pero, de manera especial también la felicitación debe hacerse extensible a todos los participantes que han demostrado que, aún en estos tiempos difíciles, es posible avanzar en el conocimiento de forma muy rigurosa y difundir el patrimonio con fórmulas imaginativas.
El hecho de que los dos colegios de la Comunidad Valenciana hayan organizado unas jornadas conjuntas es ya de por sí motivo de alegría.

En nuestra opinión, las jornadas han servido para demostrar, si alguien tenía dudas, que el desarrollo de la arqueología en estas últimas décadas se ha producido gracias al esfuerzo y la labor de todo el colectivo, el de investigadores y gestores que provienen de los ámbitos académicos, de museos o de servicios municipales y el de los profesionales, cuyas memorias de intervención son a menudo pequeñas o grandes “tesis” fruto de un hondo esfuerzo investigativo.
Estas jornadas han servido, además, para plantear o retomar algunos temas de gran importancia todavía no resueltos, uno de ellos, el de la divulgación y el valor social del patrimonio, estuvo presente en todas las sesiones y desde nuestro blog queremos en los próximos días aportar algunos comentarios.
La jornada del viernes 14 fue especialmente interesante. En este mismo blog ya hemos comentado algunos aspectos de la primera de las comunicaciones presentada por la Dirección General de Patrimonio. Otros dos técnicos de esta misma administración, José Luis de Madaria y José Antonio López, presentaron los resultados de algunas de las gestiones que más caracterizan sus trabajos diarios. Es de destacar el esfuerzo por ellos demostrado de intentar poner al día las nuevas herramientas de la tecnología informática al servicio de la arqueología. Sin embargo, se ha de comprender que no todos los miembros del colectivo tenemos los medios y disponemos de la información necesaria para ponernos al día y seguir el ritmo, a veces frenético, de las innovaciones informáticas. Como señaló Javier Martí, es necesario disponer de un periodo formativo para no caer en una situación similar a la que sufrimos algunos de los arqueólogos que ejercemos la profesión desde hace ya unos cuantos años, en el cambio de la realización de las planimetrías a mano y dibujadas en papel por las informáticas en Cad.

También esa misma mañana del viernes Vicent Escrivà, con motivo de su comunicación del Cementerio Municipal de Llíria, construido en el año 1818, abordó un tema que aún por antiguo todavía no está resuelto, que se aparca eternamente y que, con el paso de una generación tras otra, no hace sino complicarse: ¿qué consideramos como patrimonio?, ¿qué debe protegerse?, ¿cómo? y ¿quién es el responsable de hacerlo o al menos de aportar protocolos estandarizados?
Escrivà llamó la atención acerca de la existencia de un bien, el de un cementerio construido en el siglo XIX y vivo hasta el momento, que contiene, además de sus estructuras arquitectónicas, monumentos funerarios y lápidas en ocasiones de gran valor artístico, pero que son, ante todo, fuentes históricas de valor semejante al de inscripciones de otras épocas más pretéritas.

Lápida de Manuel Blasco, arquitecto del proyecto de construcción del Cementerio General de Valencia, fallecido en el año 1825.

¿Dónde empieza la labor de documentación de la Cultura Material por parte de los arqueólogos?, ¿sirve de algo registrar bienes recientes o incluso todavía en uso como son las lápidas de un cementerio aún en funcionamiento? Nuevas preguntas.
Desde nuestro punto de vista la respuesta es claramente sí. Recuperar la memoria histórica a través de la cultura material de épocas recientes o incluso coetáneas no es una labor que, como mucho, sirva para facilitar el trabajo del archivero del año 3000. Las sociedades pueden ser estudiadas a través de sus hechos materiales o eso creemos los arqueólogos, si no es así ¿en qué consiste nuestro trabajo, en la mera re-colección de objetos? Y si un objeto es una perfecta fuente de aproximación a un individuo o una sociedad lejana en el tiempo ¿es que nuestros abuelos (no diré a nosotros mismos, por si a alguien le chirría el concepto) no contaban con cultura material definitoria de su sociedad?
Ahora bien si todos aceptáramos este hecho, surgen otros interrogantes ¿del conjunto de la cultura material reciente qué debe protegerse y, por tanto, documentarse: todo, sólo algunos bienes? Pregunta difícil e imposible de responder de inmediato.
El caso de los cementerios municipales que Escrivà nos mostró es un ejemplo de un “bien vivo” que requiere fórmulas de protección, estudio y catalogación. Pero en esa misma categoría (si se nos permite utilizarla), existen otros muchos elementos, por ejemplo, los que componen el territorio, como los caminos o las acequias, infraestructuras ambas que han fundamentado la economía valenciana de manera secular hasta nuestros días. La lista de bienes es amplísima.

Creemos que no debería demorarse mucho tiempo una reflexión acerca de los criterios evaluativos para determinar qué debe ser considerado como bien a incluir en los Catálogos de Bienes y Espacios Protegidos en alguna de las tres categorías que contempla la legislación valenciana (BIC, BRL o BC) y que una vez fijados sirvan para la totalidad de los municipios.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Inicio de las V Jornadas de Arqueología de la Comunidad Valenciana. 14, 15 y 16 de diciembre de 2012. Museo de Historia de Valencia.




Algunas consideraciones acerca de la presentación de las futuras normativas del Patrimonio Cultural.


Esta mañana han dado comienzo las nuevas Jornadas de Arqueología de la Comunidad Valenciana. Ésta ha sido la primera vez en la que han concurrido de manera unificada las dos Secciones de Arqueología de los CDL de Valencia y Castellón y el de Alicante. Junto a ellas, organizaba el Ayuntamiento de Valencia y el Museo de Historia de Valencia y colaboraba el Ayuntamiento de Llíria.
En estas primeras sesiones, las exposiciones han sido numerosas y de verdadero interés. Nosotros quisiéramos, entre todas ellas, hacer un pequeño comentario sobre la exposición de Consuelo Matamoros y Montserrat López que nos ha guiado por una puesta al día en los esfuerzos y consecuciones que, en materia de normativas relacionadas con el desarrollo de las labores arqueológicas, ha llevado a cabo durante los últimos años la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano.
Entre los “ideales” y las “realidades”, se nos ha presentado un panorama cambiante en cuanto a perspectivas y logros del amplio espectro que abarca el conjunto del Patrimonio Cultural.
Desde la ladera en la que nos encontramos varados los arqueólogos profesionales, esperábamos con expectación las novedades que pudieran desgranarse en el borrador de un nuevo Reglamento, inspirado en las normativas de otras comunidades como por ejemplo Extremadura, y en el que se introducen variaciones sobre ciertos aspectos que nos atañen a los profesionales de la arqueología en el desempeño habitual de nuestro trabajo, en la manera de desarrollarlo y en la de presentarlo.

Uno de los temas más destacables, desde nuestro punto de vista, tiene que ver con ciertos cambios en la consideración de los diferentes tipos de intervenciones arqueológicas que pueden llegar a realizarse. No es que pretendan modificarse los requisitos que hasta ahora son imprescindibles para las intervenciones previstas con tiempo suficiente, sino que se tiene en cuenta la existencia de una nueva fórmula llamada de “Intervención de Emergencia”. Esta nueva modalidad se destinaría a aquellos casos, de los que todos conocemos alguno, en los que se está agrediendo un yacimiento o cualquier otro elemento del patrimonio cultural sin que se haya producido su debida documentación y sin que haya habido una supervisión por parte de un arqueólogo. Estas circunstancias apremiantes podrían subsanarse de manera inmediata mediante la concurrencia de un técnico arqueólogo, previo informe de la Conselleria, que pudiera intervenir con carácter de “emergencia” y de forma inmediata sobre el bien patrimonial y entregar el Proyecto arqueológico mientras se está llevando a cabo dicha intervención.

Otra cuestión que será sin duda muy bien recibida entre los profesionales es la del “Acta de Inspección”, mediante la cual todo cambio producido a posteriori, sobre un Proyecto Arqueológico en marcha, tendrá que ser reflejado por escrito y dictaminado por el inspector de patrimonio y por la propia Conselleria. Se acabaría, pues, con la eterna incomodidad para los profesionales de tener que explicar al cliente la decisión de ampliar zonas de excavación, incorporar especialistas en los equipos de trabajo, integrar elementos del patrimonio en la obra nueva, o rediseñar de alguna manera el proyecto inicial. A partir del momento en el que entrara en vigor este reglamento, cualquier variación sobre el proyecto inicial se reflejaría por escrito y les llegaría a los promotores vía Conselleria, no vía director de la excavación.

Como innovación, hemos recibido con agrado, el avance en la consideración de los esfuerzos de investigación llevados a cabo por toda la comunidad arqueológica. Estos nuevos aires dan cabida a la materialización de otro planteamiento respecto a  los llamados Proyectos Generales de Investigación, que vendrían a superar el concepto de lo que en nuestro argot se conoce como “ordinarias”. La capacitación de investigar y, sobre todo, el llamado aval científico no recaerían exclusivamente en instituciones académicas, museos o servicios municipales. La labor investigadora demostrada durante muchos años por buena parte de los arqueólogos y sus tímidos intentos de difusión parecen ser recompensados ahora mediante la posibilidad de acceder a un Proyecto de Investigación desde la profesionalidad, compitiendo en carácter de igualdad con otros proyectos llevados a cabo desde ámbitos más tradicionales del SABER. 

En los escasos quince minutos disponibles para la comunicación, se han nombrado muchos aspectos relacionados con las innovaciones que pretenden establecerse. Algunas tendrán que ser mejor explicadas, como el caso de la desaparición de la figura del Núcleo Histórico Tradicional o la de la formación de Comisiones de Patrimonio en Conjuntos Históricos con el concurso en su seno de especialistas interdisciplinares que rompen, de esta manera, esquemas anquilosados que se arrastran desde antiguo. Cabría preguntarse, quiénes serán esos especialistas, de dónde provendrán, serán técnicos de administraciones locales o autonómicas, se contará con profesionales liberales especializados o de reconocidos méritos?

No obstante, hay algunas cuestiones de verdadera importancia que no han sido tratadas y que para la profesión son cruciales. Se ha echado en falta, por ejemplo, alguna referencia a temas tan candentes y esquizofrénicos como quién puede trabajar de arqueólogo, quién garantiza que los profesionales tengan los conocimientos necesarios para enfrentarse a una excavación o prospección arqueológica, cómo se capacita a un profesional para poder intervenir sobre el patrimonio…

En estos tiempos en los que la Universidad ofrece cada vez menos contenidos específicos relacionados con el trabajo profesional de la arqueología y en los que, desde hace tiempo, ya no existe ni la especialidad de un título ¿quién avala la formación de los nuevos arqueólogos?, ¿cuáles son los criterios que van a manejarse para conceder las direcciones de las intervenciones?...

Sería necesario, como se ha indicado desde la propia organización de estas jornadas, que este borrador de reglamento contara con el consenso de todos los organismos relacionados con la recuperación, investigación y salvaguarda del Patrimonio Cultural, entre ellos, y de manera muy especial, el de los arqueólogos profesionales (los empresarios, pero también los liberales, cuyos conceptos del trabajo son similares, pero no idénticos) que día a día han de manejarse entre las aguas de las normativas vigentes, la necesidad de desempeñar la profesión de una forma ágil y efectiva y las demandas de una sociedad a la que, en ocasiones, no prestamos la suficiente atención.

viernes, 26 de octubre de 2012

Arqueología en Benimaclet. Por algo se empieza



En este mes de octubre hemos tenido la oportunidad de llevar a cabo la primera intervención arqueológica en el barrio de Benimaclet de Valencia, cuyo Núcleo Histórico Tradicional, con calificación de Bien de Relevancia Local, se ha integrado recientemente entre las áreas de vigilancia arqueológica de Valencia, en concreto la nº 13.
Área de Vigilancia Arqueológica de Benimaclet
Los trabajos se han realizado como paso previo a la rehabilitación de la vivienda unifamiliar de la c/ Alegret 14 y la nueva construcción de su cuerpo con fachada a la c/ Sant Mateu. La excavación ha sido modesta en cuanto a la extensión, tan solo los 52 m2 de la mitad sur del solar hacia la c/ Sant Mateu, pero nos ha avanzado el rico potencial arqueológico que guarda el subsuelo de este antiguo pueblo hoy barrio de la ciudad.
Como es bien sabido, Benimaclet es una antigua entidad urbana o lloc de municipalidad independiente hasta 1871, que formaba parte del conjunto de localidades menores situadas en el radio de 5 km de la ciudad de Valencia, en la división territorial conocida como Particular Contribució.
El núcleo tradicional de Benimaclet presenta una trama urbana que recuerda al de las vilanovas de fundación bajomedieval postconquista, con un casco de planta cuadrangular o ligeramente trapezoidal, integrado por manzanas rectas.
A partir de la donación de la antigua alquería islámica a los hermanos García y Ximén Pérez de Pina  por parte del rey Jaume I, el señorío fue pasando en los siglos XIII y XIV por varias manos entre otras por las de Francesc de Vinatea.  En 1409 fue vendida al Cabildo de la Catedral. En ese momento la propiedad de Benimaclet se componía de sesenta y dos casas, dos molinos, un horno y una carnicería.
Este parcelario se mantuvo sin grandes variaciones hasta finales del siglo XIX, momento en que inició una expansión al norte de la calle Alegret y al oeste, hacia la calle Emilio Baró. No obstante, las manzanas originales se han mantenido fosilizadas hasta la actualidad.
Como principal aportación de esta intervención arqueológica para la historia urbana de este antiguo o lloc de la Huerta de Valencia se ha podido constatar la existencia de estructuras desde una fase tan antigua como es el siglo XIV. La existencia de un andén con canalización adosado al cierre este, una superficie de suelo que recuerda a los caminos, plazas o espacios abiertos y un espacio donde aflora el nivel natural con un suelo encostrado por la acción del encharcado del agua, nos induce a plantear la hipótesis de que en origen el solar formaba parte de un área a aire libre, posiblemente cerrada, típica de los huertos o patios de un edificio que excediera el ámbito del solar.
Las primeras estructuras que claramente remiten a una parcela urbana de vivienda son de la primera mitad del siglo XV. Corresponden a un edificio de dos crujías paralelas a fachada, separadas por un muro central, cuya extensión total debía ser la suma de nuestra parcela más la vecina por el oeste.
Niveles de la vivienda de época Moderna
En la época Moderna, posiblemente entre los siglos XVII y XVIII, debió reedificarse esta vivienda. De este periodo son las estructuras mejor conservadas, habiéndose documentado el pavimento de guijarros del eje central o pas de carro con el pozo al fondo y el andén de acceso a las estancias de su mano derecha. Las dos habitaciones estaban pavimentadas con suelos de baldosas de pasta roja, la de la primera crujía debió ser un dormitorio y la de la segunda un salón-cocina, que disponía de un hogar y una alacena.

Son restos modestos, pero entre las pertenencias de una sociedad también tienen cabida las pequeñas evidencias de los espacios de vivienda, de trabajo, o de sociabilidad de las gentes que, a lo largo del tiempo, han vivido donde ahora lo hacemos nosotros.
Los profesionales de la arqueología (no incidiré aquí en el papel y obligación que poseen las distintas administraciones en la difusión pública del patrimonio arqueológico) debemos reflexionar acerca de los mecanismos que permitan transmitir al ciudadano, al vecino que ha visto trabajar unos días a unas personas detrás de una valla, las conclusiones que se derivan de una intervención. Conclusiones que no sólo se traducen en datos más o menos eruditos, más o menos espectaculares o más o menos anecdóticos.
La arqueología es ante todo Historia y de nuestros trabajos se deben extraer lecciones que ayuden a diseñar una ciudad más habitable, digna y respetuosa con su legado.
Benimaclet comienza ahora su andadura en la documentación de su patrimonio arqueológico. ¡Que nadie se asuste!, para desterrar la idea tan extendida de que la llegada de un arqueólogo supone “que ahí ya no se construye, ¡la que le ha caído al propietario!”, se ha de transmitir que tras una periodo de intervenciones sistemáticas en otros solares será posible conocer en mayor profundidad este barrio. Y quien conoce algo es capaz de estimarlo y respetarlo con más energía.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Curso: El Hallazgo arqueológico de la Numismática



Iniciamos el mes de septiembre con novedades en nuestro proyecto de cursos de Formación de Patrimonio Cultural y Arqueología. Durante los meses de verano hemos seguido diseñando la oferta de cursos y contactando con compañeros que por su profesionalidad y conocimientos en sus distintos campos nos ofrecerán nuevos aspectos en la formación de técnicas y disciplinas relacionadas con el Patrimonio Arqueológico.
Tenemos muy avanzada la organización de las fechas y horarios de todos los cursos ofertados, que se incluyen en las áreas de ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA Y REHABILITACIÓN; TERRITORIO Y ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE; CERAMOLOGÍA; y TÉCNICAS DE ANÁLISIS EN INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA. En los próximos días dispondréis de toda esta información en nuestro blog y en la web del Centro de Formación Rudé  www.arterude.com

Hace sólo unos pocos días difundimos la noticia del curso de Conservación y Restauración de materiales arqueológicos. Hoy os anunciamos un nuevo curso impartido por el arqueólogo especializado en numismática Tomás Hurtado Mullor:   EL HALLAZGO ARQUEOLÓGICO DE LA NUMISMÁTICA, que se incluye en el área de Formación de Técnicas de Análisis en Investigación Arqueológica.



Tomás Hurtado Mullor es investigador especializado en Numismática, vinculado a la Universidad de Valencia. Asimismo ejerce como arqueólogo profesional, de ahí el hondo conocimiento que posee sobre técnicas de recuperación, conservación y catalogación de monedas y otros objetos monetales de todos los periodos históricos. Destacan sus trabajos en cecas romanas como la de la colonia Lepida-Celsa, en conjuntos monetales entre otros los del Portus Sucronem (Cullera, Valencia) del S. IV d.C, los de los yacimientos romanos de La Vallaeta (Sagunt) y La Mezquita (Vall d’Uixó), el de época Moderna del cementerio de Chilches (Castellón) y en tesoros como los de época romana de Sant Miquel de Llíria A y de Alaquàs y de época contemporánea en la ciudad de Valencia.

Tomás defiende y demuestra en sus trabajos y en el constante asesoramiento que nos brinda a compañeros y amigos, que la moneda es un documento histórico que aporta mucha más información que la meramente cronológica. La moneda es un referente claro de la economía, pero también de la representación y propaganda del poder, de las mentalidades, en suma de la sociedad que la fabrica, la consume e incluso la manipula o falsifica.
Con este curso se pretende ofrecer una amplia visión de la fabricación de monedas, de su clasificación e identificación dentro de los periodos históricos. Además se incidirá de manera especial en el aprendizaje de las herramientas necesarias para la correcta extracción y recogida del material numismático en campo y realizar desde allí una toma de datos que contemple todos los aspectos susceptibles de consideración, de manera que se extraiga toda la información posible y el material pueda tener las condiciones óptimas para su conservación hasta efectuar una actuación sobre él. 

Podéis consultar los objetivos y las unidades temáticas del curso en la página de este blog "oferta de cursos de formación"  http://arqueologiaalgarraberrocal.blogspot.com.es/p/oferta-cursos-formacion.html