martes, 24 de julio de 2012

Cursos de Arqueología y Patrimonio Cultural 2012-2013


De manera oficial presentamos la primera oferta de nuestros CURSOS DE FORMACIÓN EN PATRIMONIO CULTURAL Y ARQUEOLOGÍA, anunciados hace ya algunas semanas en este blog. Sus contenidos pueden consultarse en la página de “OFERTA DE CURSOS DE FORMACIÓN” del blog y en la página Web del Centro Rudé Formación Integral, www.arterude.com, donde serán impartidos.

En esta primera remesa hemos organizado un total de 14 cursos monográficos, que se articulan en cuatro grandes áreas temáticas, 1) ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA Y REHABILITACIÓN, 2) TERRITORIO Y ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE, 3) CERAMOLOGÍA y 4) TÉCNICAS DE ANÁLISIS EN INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA. Estos primeros cursos desarrollarán muchos aspectos que integran estas áreas y a corto plazo se diseñarán otros que completarán una formación integral.

Queremos agradecer la acogida y el apoyo recibido por muchos amigos y compañeros y, especialmente, valorar el esfuerzo llevado a cabo por el profesorado colaborador en este ilusionante proyecto. El centro de Formación en Patrimonio Cultural y Arqueología aspira a ser un punto de encuentro de aquellos profesionales y alumnos que deseen ampliar su formación profesional con aquellos profesionales que cuentan con una honda experiencia, fruto del trabajo diario en museos, centros de investigación y trabajo de campo en proyectos de arqueología de intervención. Por ello, desde un principio, hemos contado con prestigiosos profesionales que cuentan sobradamente con esta experiencia.
Agradecemos que, junto a nosotros, Paloma Berrocal Ruiz y Víctor Algarra Pardo, nos acompañe en esta andadura un elenco de profesores de muy alto nivel. Quisiéramos en esta presentación oficial glosar mínimamente la figura de cada uno de ellos.  

Jaume Coll Conesa. Director del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí y presidente de la Asociación Española de Ceramología. En el ámbito de la ceramología puede considerarse como uno de los máximos especialistas en España y Europa, destacando sus estudios sobre los materiales de las épocas Medieval y Moderna.

Carmel Gradolí Martínez. Arquitecto premio Europa Nostra 2012, cuenta en su curriculum con un buen número de Direcciones de Rehabilitación de Patrimonio Arquitectónico, la más reciente la del Horno Alto nº 2 de Sagunto, realizada junto a su socio Arturo Sanz. Entre otras obras de rehabilitación podemos destacar las torres árabes de Benifaió y Moixent o el molino bajomedieval del Tell en Valencia.

Ricardo González Villaescusa. Catedrático de Historia Antigua y Arqueología Universidad de Nice - Sophie Antipolis -CNRS UMR 7264. La combinación de hondos postulados teóricos y metodológicos con la aplicación en trabajos de campo hacen de este investigador un claro referente de los estudios de análisis del territorio histórico en el Mediterráneo con experiencias en áreas como Valencia, Ibiza, Magreb o sur de Francia, entre otras.

Josefa Pascual Pacheco. Arqueóloga del Servicio de Patrimonio Histórico, sección Arqueología (SIAM) del Ayuntamiento de Valencia. Su trabajo diario en este gran centro de Arqueología Urbana la ha consolidado como una prestigiosa especialista en el periodo islámico y en aspectos tales como el urbanismo, la vivienda, murallas y cerámicas. 

Josep Pérez Camps. Director del Museo de Cerámica de Manises e investigador ceramólogo. Esta localidad está ligada a historia de la loza dorada producida en los siglos bajomedievales y modernos, así como a la azulejería valenciana. La colección museográfica por él dirigida constituye un referente en los estudios ceramológicos valencianos. 

Ernesto Manzanedo Llorente. Director del Museo Municipal de Cerámica de Paterna e investigador ceramólogo. Esta localidad fue uno de los mayores centros productores de cerámica del Mediterráneo Occidental durante la Baja Edad Media. Los fondos que aquí se custodian constituyen un conjunto de materiales de vajillas y cerámicas comunes y de cocina de incalculable valor.

Vicent Escrivà Torres.  Arqueólogo director del Museo Municipal de Liria. Desde 1993 es el arqueólogo municipal de esta ciudad que cuenta con un rico legado arqueológico, desde la ibérica Edeta, la romana Lauro y la Liria islámica y bajomedieval. Vicent Escrivà es uno de los máximos especialistas de la arqueología romana de la Comunidad Valenciana y en concreto de la cerámica romano-republicana e imperial.

José Luis de Madaria. Arqueólogo técnico de la Dirección Territorial de Cultura de Valencia. Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana. Uno de los aspectos más destacados de su carrera profesional está siendo la modernización y puesta al día de los sistemas de registro informático aplicados a la cartografía y, en general, a la representación gráfica de los trabajos arqueológicos en la administración autonómica valenciana.

Miquel Rosselló Mesquida.  Arqueólogo profesional con una profunda experiencia en la arqueología de Intervención, sobre todo en Valencia y en Cullera, donde ha trabajado como arqueólogo municipal. Es uno de los mayores conocedores de la cultura material de la Antigüedad Tardía en la Comunidad Valenciana.

Alejandro Vila Gorgé. Arqueólogo profesional. Su experiencia acumulada en sus trabajos de arqueología de Intervención se ve reflejada en la maestría adquirida en la plasmación planimétrica de los resultados de los trabajos de campo y su posterior materialización en representaciones gráficas de reconstrucción de yacimientos.

Daniel Sanfeliu Lozano. Arqueólogo profesional, que cuenta con una sólida formación en el estudio de materiales cerámicos. En la actualidad es uno de los mayores expertos en reconocimiento de cerámicas de época romana, fruto entre otras cosas de los exhaustivos inventarios realizados en el yacimiento de Segóbriga (Saelices-Cuenca). También posee sólidos conocimientos de otros periodos como el neolítico y la época islámica.

Llorenç Alapont. Arqueólogo-antropólogo profesional y actual Presidente de la Comisión de Arqueología del CDL de Valencia y Castellón. Sus trabajos en el campo de la arqueología de intervención se han centrado en el estudio de las necrópolis y en el análisis antropológico y paleopatológico de los restos humanos. Su gran experiencia ha quedado demostrada en sus diversas publicaciones y en la organización e impartición de cursos de arqueo-antropología entre los que cabe destacar los impartidos en Pompeya (Italia).

viernes, 20 de julio de 2012

Los graffiti del Castillo de Alaquàs


LOS GRAFFITI DEL CASTILLO DE ALAQUÀS

3. Los graffiti de las salas nobles.

Siguiendo con la presentación de los graffiti que documentamos durante nuestra intervención arqueológica en el castillo de Alaquàs, nos centramos ahora en los documentados en las salas nobles del edificio.
La segunda planta alberga los grandes salones de recepción decorados con los mejores artesonados de todo el palacio y con ricos pavimentos de azulejos decorados. También se encuentran aquí los dormitorios y la capilla oratoria situados en la panda sur. Además es la planta en la que se instaló la gran sala de la chimenea en la que debieron convivir a diario señores y sirvientes.
Estos usos y convivencias dejaron su reflejo en las paredes de las estancias, informan acerca de los procesos de aprendizaje: se repiten rúbricas una y otra vez, se anotan secuencias genealógicas, distinciones y cargos de los miembros de la familia Pardo de La Casta, dueña del palacio, y se escriben sentencias y recomendaciones a veces más serias, a veces más jocosas.
Entre todas las muestras registradas, destacaremos sobre todo el texto que hace referencia a Don Nuño Pardo de La Casta que está fechado en 1645 y que enumera todos los honores que había alcanzado este hijo del señor de Alaquàs a lo largo de su carrera militar, así como la sentencia, en latín, que comienza con: Nos Pardorum Sapides… y que supone un juramento por parte del conde de Alaquàs, Luis Pardo de La Casta.
Como en el resto de las plantas vistas hasta ahora, vuelven a aparecer dibujos de barcos y replanteos arquitectónicos de gran interés.

Sentencia en latín de Nos Pardorum Sapides. Siglo XVII.

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martes, 10 de julio de 2012

La Huerta de Valencia: un paisaje milenario diseñado, una obligación por documentarlo


Huerta y skyline de Valencia
Lejos de una visión pintoresca y costumbrista al estilo de Sorolla o Agrassot, la Huerta de Valencia ha sido un espacio armónico diseñado para la vida en sus múltiples facetas del trabajo, del hábitat, de las relaciones sociales, lúdicas… La Huerta, un paisaje donde casi nada puede calificarse de “natural”, entendido como salvaje, es el resultado de un territorio ordenado y bien calculado. Las acequias circulaban por donde debían circular, optimizándose los recursos y minimizando los esfuerzos en infraestructuras. Los caminos cubrían todo el territorio de manera satisfactoria. Los molinos se colocaron allí donde no entorpecían el riego. Las alquerías y barracas, aún en régimen disperso, presentaban pequeñas concentraciones junto a las vías o acequias. No se extendían de manera caprichosa, imponiendo en tal caso la necesidad de crear infraestructuras que restasen espacio o dificultasen la explotación agrícola.
Y llegados a este punto, a la explotación agrícola, las parcelas constituían un mosaico perfectamente ensamblado, gestionado y calculado. Se  intentaba que ninguna se viera marginada por cuestiones de accesibilidad al paso o al riego.
Sin embargo, la Huerta no ha sido una especie de Arcadia feliz. El trabajo en el campo es duro, a veces frustrante y, como en el caso actual, poco o nada fructífero.
Tampoco ha estado libre de inseguridad o violencia. Baste recordar las garitas defensivas que todavía se pueden ver en muchos edificios de la huerta. Pero esta profesión, este estilo de vida, que es la del huertano, era querida por sus gentes, añorada hoy ante su desaparición y habitualmente recordada con iguales dosis de rabia y nostalgia ante su drástica aniquilación.
La anciana propietaria de la Alquería del Raio en el Pouet de Campanar me dijo un día con lágrimas en los ojos, ante su expulsión de la alquería que la vio nacer “- xiquet, i ara que faré?”, mientras estudiábamos algunas de las alquerías de esa partida hacia el año 1998. La muerte era prácticamente lo que le quedaba por esperar.
Nel.lo el Xurro en su bicicleta en una Huerta casi imposible
Dos ilustres labradores de la Huerta de Campanar, Nel.lo el Xurro y Juan Balbastre, Chuano el de Marcela, nos contaron mientras realizábamos una prospección en la partida de Dalt de Campanar, que la tierra ya no vale como huerta, sino como espacio especulativo. “- Sólo los precios de los fertilizantes se comen las pocas ganancias que se obtienen de una cosecha”. Cultivar la tierra se convierte cada vez más en un ejercicio de RESISTENCIA!.
El territorio se comprende, se vive y se personifica a partir de hitos familiares. La destrucción de los hitos de la memoria es la ruptura (la “muerte”) del propio espacio vivido.
La red de acequias, la trama de los caminos y el poblamiento disperso y concentrado de la Huerta son los elementos en fase terminal, como si de un enfermo se tratara, que requieren una inmediata documentación.
La tierra, el agua y las personas son la Huerta. El directo acceso al agua para el regadío es, sin duda, uno de los factores fundamentales en el diseño del territorio. En su conjunto, los sistemas hidráulicos que forman la Vega de Valencia, muestran de manera modélica el trazado arborescente de las acequias, característica que ha sido subrayada constantemente como un referente de su pasado islámico. Forman abanicos densos, que se abren en ejes principales, fruto de la derivación de brazos de las acequias madres, y se ramifican mediante filas y rolls, hasta las más pequeñas arterias: las regadoras que llegaban a cada una de las parcelas.
La Huerta, como espacio plenamente antropizado que ha sido de manera secular, con un diseño milimétricamente estudiado para su explotación agrícola, ha contado, como es lógico, con una densa red de caminos que permitiera, en última instancia, acceder a cualquier parcela de este territorio.
La red viaria se caracteriza por ser una trama debidamente jerarquizada que no deja resquicios incomunicados. Desde la ciudad de Valencia, centro de todo el territorio de la Huerta, se aseguraba la total comunicación entre ésta y las localidades huertanas, entre aquellas y los núcleos menores de población (barrios, pedanías, agrupaciones de alquerías) y por último con el poblamiento disperso representado por las casas, alquerías y barracas de la huerta. Finalmente, la gente de la huerta podía llegar a cualquier parcela a partir de los caminos de enlace más pequeños.

En cuanto al poblamiento de la Huerta, el modelo general es el de una organización dispersa de la población en viviendas aisladas, íntimamente relacionadas con el espacio que gestionan. Este poblamiento, en su conjunto, es el resultado de un largo periodo de formación, desarrollo y mantenimiento del mismo, que abarca desde la baja Edad Media hasta bien entrado el siglo XX. Durante esta dilatada etapa se siguieron estrategias de ocupación del territorio basadas en las directrices que marcan los sistemas de regadío, las vías de comunicación y el propio diseño de las parcelas de cultivo.
Se han observado patrones de asentamiento que dan como resultado un diseño bien calculado del paisaje organizado en unidades de explotación de la tierra que tienen como centro neurálgico a una gran alquería. En la órbita de estos centros se daban cita las viviendas de las familias de aparceros o arrendatarios (casas o barracas) que completaban la malla del poblamiento.
Hoy las gentes que nacieron y vivieron en la huerta (sobre todo las del término municipal de Valencia) son cada vez menos y muy pocas viven en ella. Recuperar su memoria es un reto para el que nos queda poco tiempo.
Otro tanto se podría decir de los paisajes valencianos de montaña y el secano. El parón urbanístico e inmobiliario que estamos viviendo puede traducirse, desde una visión optimista, en un respiro para el Territorio, ante tantas presiones y agresiones sufridas en los últimos años.
Para los profesionales del Patrimonio es una obligación aprovechar el tiempo que se nos conceda, para debatir estrategias de futuro y, sobre todo, adquirir la formación y las competencias teóricas y prácticas, de las que en demasiadas ocasiones hemos carecido en el pasado reciente, antes de que se desate una nueva oleada de transformación paisajística.  ¡Eso sí, si los incendios no lo fuerzan antes!.