
Me
todologías,
fuentes y técnicas de intervención en el patrimonio arquitectónico, criterios
de rehabilitación, equipos e interdisciplinaridad, campos de actuación…, fueron
algunos de los aspectos que de forma recurrente surgieron durante las sesiones
del Curso de Arqueología de la Arquitectura Medieval y Moderna. Estratigrafía muraria impartido en las
últimas semanas del mes de marzo en el Centro de Formación de Patrimonio Cultural y Arqueología Formarq.
El
grupo de alumnos por su formación y experiencia elevó tanto el nivel de las
clases como la profundidad de los debates. Arqueólogos y arquitectos casi a
partes iguales han compuesto el alumnado. Ente los arquitectos algunos con unos
cuantos años de experiencia profesional, otros en periodo de formación cursando
el máster de patrimonio. Entre los arqueólogos la mayoría con una honda
experiencia, pero, como a todos nos pasa en uno u otro campo, con carencias
formativas, al no existir unos principios académicos que contemplen la
globalidad del estudio de la Cultura Material en todas sus épocas y en todas sus
materializaciones o representaciones.
Tras la
etapa formativa de la disciplina en las décadas de 1990 y 2000, cuando una buena
parte de la investigación se dirigió a aspectos metodológicos e incluso a
interiorizar una cierta obsesión por demostrar la validez de la aproximación
arqueológica a “lo construido”, algunos autores han dado una voz de alarma
respecto a un posible agotamiento de la disciplina. Nada más lejos en nuestra
opinión.
En este
curso se ha podido percibir que la Arqueología de la Arquitectura es
considerada, por los distintos agentes que concurren en el estudio y
conservación del patrimonio arquitectónico, como una herramienta imprescindible
para alcanzar el máximo conocimiento de la historia arquitectónica y constructiva
de un edificio o de un conjunto de ellos.
La
aplicación en la rehabilitación
arquitectónica es sin duda el campo de actuación más habitual. El método
estratigráfico y, en suma, la aplicación del conjunto de las fuentes de la
arqueología de la arquitectura permite trascender la aspiración por reconstruir
la evolución arquitectónica, aportando, además, criterios de rehabilitación,
uso de materiales en la obra, puesta en valor de los edificios y sus elementos
y aportar fundamentos para rediseñar la espacialidad y los usos de los espacios
del edificio en proceso de rehabilitación.
Sin
embargo, la disciplina está inmersa cada vez más en otro campo de actuación, el
de la ordenación y planificación del
territorio. El análisis tanto de elementos singulares, como de conjuntos
urbanos y rurales está permitiendo avanzar en estrategias de prevención y de redacción
de normativas de protección e intervención.
Pero no
debemos olvidar que la arqueología de la arquitectura es una disciplina
histórica, por lo que el fin último es el de generar conocimiento histórico. Aquí es donde se ha de hallar el
futuro más esperanzador de la investigación. Junto a la puesta en práctica en
proyectos de rehabilitación o de planificación, lo edificado, siendo una parte
de la “cultura material”, es fuente de estudio de la sociedad que lo crea. Mucho
queda por “construir” en ese conocimiento histórico, desde la delimitación de
cronotipologías de edificios, estructuras y elementos arquitectónicos, pasando
por el análisis de los materiales y técnicas constructivas históricas, hasta
cuestiones que nos permitan aproximarnos a las formas de vida, la organización
social, familiar y del trabajo e incluso la ideología y la política de las
distintas sociedades.
Anunciamos
una nueva edición del curso entre los meses de junio y julio de este 2013.
Concretaremos las fechas próximamente.
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