En
este Congreso coincidió una buena parte de los arqueólogos más activos de
nuestra disciplina con el objetivo de exponer conclusiones y debatir acerca de
la situación actual de la Arqueología en España.
Como
es obvio, estas conclusiones en casi todos los casos coincidían en que la salud
de la Arqueología es muy mala. Tocada
y doblegada en todos los ámbitos de
su desarrollo.
A
nosotros nos tocó hablar sobre la PROFESIÓN, sobre el ejercicio de trabajar
fuera de la Academia, la Administración y los centros de investigación y
difusión arqueológica, o sea la arqueología "de calle", esa que ha de
obtener el sustento a través de la
demanda del mercado actual.
El
reto era harto difícil ya que la propuesta consistió en reflexionar sobre Nuevas Perspectivas en Nuevos Tiempos (je, je).
El
esfuerzo final ha valido la pena, puesto que, aunque nuestro diagnóstico es el
mismo que el del resto de los ponentes, las conclusiones finales revelan que se
están produciendo algunos cambios de actitud y de diversificación en nuestra
profesión que podemos interpretar como líneas de futuro para todos los
arqueólogos.
No
voy a desglosaros aquí estas líneas, podrán leerse en la Actas dentro de poco
(ya os avisaremos), pero sí quisiéramos recoger el sentir general de casi todos
los participantes que ven como única solución a nuestra situación la de cambiar
el chip, creando por un lado
conciencia de grupo entre TODOS los arqueólogos y, por otro, el de considerar a
la sociedad, en general, como
nuestra valedora y demandante, de manera que la Arqueología acabe siendo
sostenible por sí misma, sin más dependencia de las consabidas ayudas
económicas que se reparten de forma escasa y que no llegan a todos.